Holanda investiga 10.000 casos de adopciones forzadas
Netherlands investigates 10,000 cases of forced adoptions
A mother denounces the State for forcing her to give up her son. The cases occurred between 1956 and 1984.
More than 10,000 Dutch teenagers and young people, all of them single mothers, were forced to leave their children for adoption between 1956 and 1984, pressured by their families and by the public bodies that attended them, whether they were shelters, Child Protection , social workers or doctors. One of them, Trudy Scheele-Gertsen, has filed the first complaint of its kind against the State for the pain caused.
Biological mothers and fathers in the same situation, but above all their children, belong to a generation that Eugénie Smits van Waesberghe, adopted in 1970, describes as "forgotten" in her own country. They seek justice, and they expect it from the Government, that on September 30 will open an investigation into what happened during the three decades indicated.
In 1956 the Adoption Law was passed in Holland. In 1984, the Abortion Law, and between both dates, “you could not fight
against the system, ”says Eugénie, 54. “The care of single mothers focused on convincing them not to
they would be able to take care of their children, ”says this special education specialist and author of a novel based on
real facts.
Eugénie's biological parents are an example of what happened in the years that the Ministry of Justice will investigate. "Be
forced us to break the natural bond between mother and son despite their efforts to recover, and all under the supervision of
The official institutions. My mother was 19, like my father, who was her boyfriend. They took her from home so she wouldn't know
I knew I was pregnant, and they didn't tell him. He was in three different centers before delivery, and when I had
born, they were told that they were not prepared to raise me. But my adoptive parents got the documentation in
rule when I was five years old. In the end, the biologicals formed other families separately. I would have preferred that a
parliamentary commission will take care of the investigation, so that the results are debated with total transparency ”,
Eugénie adds.
In 2017, Radboud University prepared a study at the request of the Ministry of Justice, where it numbered 15,000 children
Dutch adopted between 1956 and 1984. Their conclusions ruled out “a formal coercion to force adoptions,
but the pressure of doctors, families of single mothers, social workers and other instances of the sector could be so
strong that kept them together. ”
Trudy, the complainant mother, is now 73 years old and had her son at 22. She also did not want to part with the child and said it for
written. However, the foundation that dealt with his case informed Minor Protection, a public service, that
I wanted to quit. That is why his child was adopted at age three, and that is why he has denounced the State.
According to Eugénie, the responsibility is collective, “because the abuse of minors in the Church has been studied and denounced
Dutch Catholic, and forced labor to which the young women were subjected in the order of the Good Shepherd, but these
adoptions no. ” “And our mothers were labeled as incapable or girls with problems. They were stigmatized and many
they gave birth in religious centers. ” Trudy reunited with her son in 2018. Eugénie was 21 when she recovered her
mother, and 33 in the case of his father. Both admit that there is a tie, but it will never be the same.
FIOM, the Dutch center specializing in parentage and unwanted pregnancies, indicates that in 1956 the law gave parents of
welcomed greater security if they wanted to adopt. But, in return, single mothers could also be intimidated, by the
social prejudice It happened to Will van Sebille, who had his son in 1967, at age 17. They sent her to a house for mothers
single “and I heard him cry and nothing else; then they took him away, ”she says excitedly in The Hague. “There was a great national demand
of adoptions. The minors could not decide. And the Catholic Church organized through its centers many
adoptions I hope the research will help so that mothers can also tell their case, and gain visibility. ”
He found his son helped by his daughters.
Eke Mannink, 51, a writer and adopted, says that “talking about it was a taboo at home; they didn't want to say no
We were his. ” He has also written a book on the search for identity, because “as adopted you carry a kind of
double life: you are like others but you don't feel that way. ”
Spanish:
Holanda investiga 10.000 casos de adopciones forzadas
Una madre denuncia al Estado por obligarla a renunciar a su hijo. Los casos ocurrieron entre 1956 y 1984
Más de 10.000 adolescentes y jóvenes holandesas, todas ellas madres solteras, se vieron obligadas a dejar a sus hijos en adopción entre 1956 y 1984, presionadas por sus familias y por las instancias públicas que las atendieron, ya fueran centros de acogida, Protección del Menor, asistentes sociales o médicos. Una de ellas, Trudy Scheele-Gertsen, ha interpuesto la primera denuncia de su clase contra el Estado por el dolor causado.
Madres y padres biológicos en su misma situación, pero sobre todo sus hijos, pertenecen a una generación que Eugénie Smits van Waesberghe, adoptada en 1970, califica de “olvidada” en su propio país. Buscan justicia, y la esperan del Gobierno, que el 30 de septiembre abrirá una investigación sobre lo ocurrido durante las tres décadas señaladas.
En 1956 se aprobó en Holanda la Ley de Adopción. En 1984, la Ley del Aborto, y entre ambas fechas, “no se podía luchar
contra el sistema”, dice Eugénie, de 54 años. “El cuidado de las madres solteras se centraba en convencerlas de que no
serían capaces de atender a sus hijos”, afirma esta especialista en educación especial y autora de una novela basada en
hechos reales.
Los padres biológicos de Eugénie son un ejemplo de lo que ocurría en los años que investigará el Ministerio de Justicia. “Se
nos forzó a romper el lazo natural entre madre e hijo a pesar de sus esfuerzos por recuperarme, y todo bajo la supervisión de
las instituciones oficiales. Mi madre tenía 19 años, como mi padre, que era su novio. Se la llevaron de casa para que no se
supiera que estaba embarazada, y no se lo dijeron a él. Estuvo en tres centros distintos antes del parto, y cuando yo había
nacido, les dijeron que no estaban preparados para criarme. Pero mis padres adoptivos consiguieron la documentación en
regla cuando ya tenía cinco años. Al final, los biológicos formaron otras familias por separado. Hubiera preferido que una
comisión parlamentaria se ocupara de la investigación, para que los resultados fueran debatidos con total transparencia”,
añade Eugénie.
En 2017, la Universidad Radboud elaboró un estudio a instancias del Ministerio de Justicia, donde cifraba en 15.000 los niños
holandeses adoptados entre 1956 y 1984. Sus conclusiones descartaban “una coerción formal para forzar las adopciones,
pero la presión de médicos, familias de las madres solteras, asistentes sociales y otras instancias del sector podía ser tan
fuerte que impedía mantenerlos juntos”.
Trudy, la madre denunciante, tiene ahora 73 años y tuvo a su hijo con 22. Tampoco quiso desprenderse del niño y lo dijo por
escrito. Sin embargo, la fundación que se ocupó de su caso informó a Protección del Menor, un servicio público, de que
quería dejarlo. Por eso su niño fue adoptado a los tres años, y por eso ha denunciado al Estado.
Según Eugénie, la responsabilidad es colectiva, “porque se han estudiado y denunciado los abusos de menores en la Iglesia
católica holandesa, y los trabajos forzados a que fueron sometidas las jóvenes en la orden del Buen Pastor, pero estas
adopciones no”. “Y nuestras madres eran tachadas de incapaces o de chicas con problemas. Se las estigmatizaba y muchas
dieron a luz en centros religiosos”. Trudy se reencontró con su hijo en 2018. Eugénie tenía 21 años cuando recuperó a su
madre, y 33 en el caso de su padre. Ambas admiten que hay un lazo, pero nunca será lo mismo.
FIOM, el centro holandés especializado en filiación y embarazos no deseados, indica que en 1956 la ley dio a los padres de
acogida mayor seguridad si querían adoptar. Pero, a cambio, las madres solteras también podían ser intimidadas, por el
prejuicio social. Le ocurrió a Will van Sebille, que tuvo a su hijo en 1967, a los 17 años. La mandaron a una casa para madres
solteras “y le oí llorar y nada más; después se lo llevaron”, dice, emocionada, en La Haya. “Había una gran demanda nacional
de adopciones. Las menores de edad no podían decidir. Y la Iglesia católica organizó a través de sus centros muchas
adopciones. Espero que la investigación sirva para que también las madres puedan contar su caso, y obtengan visibilidad”.
Encontró a su hijo ayudada por sus hijas.
Eke Mannink, de 51 años, escritora y adoptada, dice que “hablar de ello era un tabú en casa; no querían que se dijera que no
éramos suyos”. También ha escrito un libro sobre la búsqueda de la identidad, porque “como adoptada llevas una especie de
doble vida: eres como los demás pero no te sientes así”.